martes, octubre 09, 2007

REIR LLORANDO

Hoy gracias a unos amigos que me invitaron a echarle porras a su hija, que dicho sea de paso lo hizo bastante bien para ser la primera vez, tuve la oportunidad de ir a un concurso de declamación eran doce participantes y solo dos eran niños, la verdad es que no sé cómo se distribuyen eso de las zonas escolares, pero me llamó la atención que entre los participantes estaban dos escuelas de muy alto nivel económico, o sea de las más caras de aquí de San Luis, dos escuelas realmente de bajos recursos y las demás clase media normal, los poemas más socorridos fueron El perro cojo de Manuel Benítez Carrasco, y El hombre del siglo XX de Roberto Velez de la Torre he de decir que todos los niños lo hicieron bien, unos se lucieron más que otros pero en general bien aunque en algunos se notaron los nervios naturales, dos de los tres primeros lugares fueron de dos niñas de "escuelas de alto nivel económico", y la otra niña la anfitriona del evento, y sí eran totalmente merecidos los lugares, se notaba el trabajo y el esfuerzo de las niñas, el que más me gustó a mí, un niño de la escuela Hogar del Niño una escuela de bajos recursos dónde se les da educación a niños de la calle y se les presta además ahí atención médica y alimentaria, el niño constrastaba mucho con todos los demás, mientras a la mayoría los acompañaban sus papás, maestros, directores, y en algunos casos hasta compañeros, él iba solo con su maestro, para él no hubo grandes porras ni fotografías, seguramente le costo lo doble que a las niñas aprender y practicar su poema, pero lo hizo bien pero le falto ese "punsh" para poder entrar a los primeros tres, me gustó porque se veía tímido al principio y luego feliz de participar y estar ahí, a final de cuentas los niños sólo son niños.. y ojala pudieran tener todos las mismas oportunidades...

Estando ahí me acordé de mis tiempos de escuela, de esos concursos, de los nervios, de los extraordinarios poetas, les pongo aquí el poema que recitó el niño, de ese gran escritor orgullosamente Mexicano, Juan de Dios Peza

¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!


REIR LLORANDO

Viendo a Garrik -actor de la Inglaterra-el pueblo al aplaudirle le decía:"Eres el más gracioso de la tierra,y el más feliz..."y el cómico reía, Víctima del spleen los altos lores en sus noches más negras y pesadas, iban a ver al rey de los actores, y cambiaban su spleen en carcajadas.

Una vez ante un médico famoso llegose un hombre de mirar sombrío:"Sufro -le dijo-, un mal tan espantoso como esta palidez del rostro mío.'Nada me causa encanto ni atractivo;no me importan mi nombre ni mi suerte,en un eterno spleen muriendo vivo, y es mi única solución la de la muerte".

-Viajad y os detruiréis. -¡Tanto he viajado!-Las lecturas buscad -¡Tanto he leido! -Que os ame una mujer -¡Si soy amado!-Un título adquirid -¡Noble he nacido!-¿Pobre seréis quizá? -Tengo riquezas-¿De lisonjas gustáis? -¡Tantas escucho!...-¿Qué tenéis de familia? -Mis tristezas.¿Váis a los cementerios? -Mucho...mucho...-¿De vuestra vida actual tenéis testigos?-Sí, mas no dejo que me impongan yugos; yo les llamo a los muertos mis amigos; y les llamo a los vivos mis verdugos.-

Me deja -agrega el médico- perplejo vuestro mal, y no debo de acobardaros; tomad hoy por receta este consejo: "Sólo viendo a Garrick podréis curaros".-¿A Garrick? -Sí, a Garrik...La más remisa,y austera sociedad le busca ansiosa;todo aquél que lo ve muere de risa; ¡tiene una gracia artística asombrosa!-¿Y a mí me hará reír? -¡Ah! sí, os lo juro; él sí; nada más él; mas...¿qué os inquieta?-Así -dijo el enfermo-, no me curo: ¡yo soy Garrik!...Cambiadme la receta".

¡Cuántos hay, que, cansados de la vida, enfermos de pesar, muertos de tedio, hacen reír como el actor suicida, sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!¡Nadie en lo alegre de la risa fíe, porque en los seres que el dolor devora el alma llora cuando el rostro ríe!

Sí se muere la fé, sí se huye la calma, si sólo abrojos nuestra planta pisa, lanza a la faz la tempestad del alma un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto, que la vida son breves mascaradas; aquí aprendemos a reír con llanto, y también a llorar con carcajadas.

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