martes, febrero 02, 2010

EL ARTE DE CALLAR

Una virtud que no es exclusiva de las monjas de clausura.
Un juego que practican los que saben hacerse los locos.
Los que entienden que nó todos los interrogantes merecen una frase.
Que la solución no siempre llega al abrir la boca.

¿Por qué no entender, de una vez,
que la boca jamás logrará ser tan rápida como el cerebro?
Y que no todo lo que cruza por la mente
puede convertirse en palabras, ni lo merece?
Que también se puede hablar con el gesto?
Que el silencio a veces grita?

Se guarda silencio en los hospitales,
en las salas de velatorios,
en las sesiones solemnes
y en el consultorio odontológico.

Se guarda silencio por pudor,
por respeto, por dolor…
por el dolor que es incapaz de convertirse en llanto.
Ó cuando el llanto se agota, y agota al que llora..

DESCONOZCO EL AUTOR

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