viernes, junio 18, 2010

DE ESE AMOR ETERNO


A mis compadres

Las personas que amamos nunca se van de nuestro lado, se quedan en nuestros recuerdos en nuestros pensamientos en nuestra vida, dentro de nosotros dentro de lo que somos y seremos.

Aprendemos de cada uno una visión de la vida, a veces diferente a veces muy parecida a la nuestra pero nunca igual porque todos somos y actuamos diferente y lo que nos une es el amor ese amor que salva obstáculos y trasciende tiempo y espacio.

Yo tuve la oportunidad de vivir al lado de mis compadres buenos y maravillosos tiempos, grandes fiestas, enormes comilonas, problemas familiares y aflicciones, nacimientos y duelos y en cada oportunidad los vi fuertes y unidos, pero sobretodo llenos de amor, de ese amor bendecido por Dios y que les dio oportunidad de gozar cada cosa, de encontrar el camino con cada problema y de encontrar la paz pese a las despedidas...

Y al final me dieron la más grande lección de amor posible la de luchar contra viento y marea para vencer esa enfermedad, y bajo esas condiciones levantarse cada día con la fe puesta en Dios y esperar lo mejor siempre aunque las circunstancias nos indicaran otra cosa, ví a mi compadre amar y cuidar a su mujer hasta el último segundo que Dios la dejó a su lado, y vi a mi comadre luchar y seguir luchando y resistiendo sin quejarse con ánimo, con fe y estoy muy segura que Dios fue quien los sostuvo en cada pasa de ese arduo camino, y al final si Dios se la llevó a su lado fue porque consideró que era mejor para ella consideró que dejaba una familia fuerte, unida unos hijos que se encargaría de seguir guiando desde arriba y un esposo que sabía fuerte que sabía capaz de sobreponerse a esa breve despedida porque en algún momento cuando Dios así lo considere necesario se volverán a encontrar y será como si nunca se hubieran separado..

Y aunque siempre queremos más tiempo debemos aprender a dejar ir a los que se han ido antes que nosotros, dejarlos ir en cuanto a la tristeza que nos causa su ausencia, dejarlos ir en cuanto a lo que podemos reprocharles o reprocharnos, dejarlos ir porque aunque nos cueste trabajo creerlo hicimos lo suficiente ellos hicieron lo suficiente, y si nos dejaron fue porque ese era su momento era su tiempo de despedirse, la mejor manera de honrar a los que nos dejan es seguir viviendo por ellos, por nosotros por los que están a nuestro lado vivir y no sobrevivir, vivir porque estamos vivos y tenemos la obligación de sentirnos vivos y de vivir la vida que nos queda de la mejor manera posible.

Y si nos dejamos atrapar por la nostalgia y por el dolor de la ausencia de los que amamos, que solo sea un momento el momento necesario para darnos cuenta que tenemos un ángel más en el cielo que nos cuida, que solo sea el momento en el que consideremos cuan afortunados fuimos de tener a nuestro lado a una persona a quien amar y que nos amara tanto, muchos nunca conocerán ese sentimiento ni serán correspondidos, y que ese momento si las lágrimas brotan desaforadas que así sea que cuando las lágrimas sequen podremos volver a ver el sol de poco en poco y lo haremos con ellos a nuestro lado fuertes y firmes , y que sea su recuerdo el que nos ayude a respirar y a seguir ..

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