miércoles, octubre 17, 2012

LA HISTORIA DE UNA TRIUNFADORA, DE UNA GUERRERA FERNANDA RAMO CORREDORA.

Les compartímos esta historia de la vida real, que es por demás inspiradora.
Prueba de que ¡Querer, es poder!
El artículo completo lo pueden leer en: http://www.runmx.com/2012/05/fernanda-ramo-es-corredora.html

La pueden seguir en Twitter@FerciRare.




La historia empieza y termina así... Eres corredor.

Eres corredor. Me lo repito ciento de veces. Cierro los ojos y en voz baja, o quizá inaudible,   pronuncio “soy guerrera” “no te des por vencida” “enfócate” “no mires atrás” “no temas”. O quizá no soy yo quien lo está pronunciando. Quizá es mi cabeza. Quizá es el corazón. Más bien, quizá, sea una conversación entre los dos. Sí, es eso. Mantengo los ojos cerrados para no desorientarme, y miro hacia dónde puedo encontrar calma, en mi interior.  Entonces yo callo y solo escucho que me dicen en tercera persona... “Tú puedes, eres corredor”.

Finalmente, convencida de que lo que estoy viviendo no es una pesadilla decido tratar de clarear mis ideas. Me repito al son de lo que me dictan, soy corredor. Y con esa mente empiezo a hacer juegos. Cuento del 1 al 100. Del 100 al 1. Vocales. Consonantes. Meses del año. Días de la semana. Y empiezo de nuevo. Me desconcerté y pienso ¿Qué me pasa?

Hasta hace unas horas era capaz de poner un pie delante de otro, corría sin otro límite más que el que yo decidía ponerme en mi cabeza. En este momento el límite me lo ponían primero mis piernas, después mis brazos y después mis ojos. NUNCA la mente ni el corazón.

De un momento a otro mi vida cambio. Estaba postrada en una cama, en el Hospital de la Marina en Ixtapa un 28 de mayo de 2011. El diagnóstico inicial fue una deshidratación por un triatlón. Después de una noche en vela practicando los juegos de mente que platicaba y sin una leve mejoría empiezo por hacer una lista mental de las cosas que pueden pasar, valorarlas y entonces decido emprender mejor suerte volando a  la ciudad de México. El diagnóstico final: un infarto cerebral. El pronóstico, de lo menos alentador.

Quizá por sorpresa o quizá por poco conocimiento, o más bien nulo conocimiento, del tema, en los primeros momentos que viví esta experiencia no podía pensar gran cosa. Solo observaba lo que me sucedía y las reacciones de la gente a mí alrededor. Buenas y malas. Pase de la incredulidad, al temor, al miedo y, finalmente, al terror. Y en ese momento es cuando me derrumbo.

-¿Me voy a morir? -

Los doctores me dicen que no, que estuve en la fina línea de platicarlo y no.

-    ¿Cuándo voy a volver a tener control de mi cuerpo? ¿Cuándo caminaré? Y entonces, mi corazón y mi mente me empujan a preguntar: -¿Cuándo correré?-

Ante la negativa y la respuesta poco conclusa (entendible) de los médicos decido y mi mente le recuerda a mi cuerpo, “eres corredor”.

Y así fue como emprendí la carrera más difícil de mi vida. Porque fue una carrera de mi exterior contra mi interior. De mi ser contra lo que solía ser. De los miedos contra los los anhelos. De quedarme conforme o recordarme y revivir eso que tengo en el corazón. Eres corredor.



 Porque siempre tengamos en mente lo que somos, y no nos demos nunca por vencidos. 

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