Yo siempre vivo con miedo, miedo de las cosas que pueden pasar y que aún no pasan y que quizás nunca pasen, miedo de las cosas que antes no me daban miedo hasta que pasaron, y miedo de cosas que siempre me han dado miedo y que pueden pasar un día cualquiera...
En algún momento de la vida, esos miedos me aterraban tanto que era incapaz de moverme y pasaba mucho tiempo pensándolos, temiéndolos, soñándolos y sufriéndolos.
Hasta que un día sentí que llegué a una encrucijada y que tenía solo dos caminos a seguir, o dejaba que el miedo gobernara mi vida y la consumiera o veía el miedo como parte del motor diario y lo convertía en fuerza más que en debilidad, así que opté por hacer del miedo una de mis fuerzas, uno de los motores que me anima a seguir y que me impulsa a hacer las cosas, es cierto muchas cosas malas pueden pasar a lo largo de un solo día, todos estamos expuestos a todo pero eso jamás debe hacer que dejemos de hacer las cosas, al contrario el saber que el mañana quizás no llegue para nosotros, para los que amamos, el pensar que quizás mañana por cualquier circunstancia no podamos hacer las cosas que nos gustan eso debe impulsarnos para hacerlas hoy, para vivir este momento, para disfrutar este momento...
Así que si hoy me preguntan que si tengo miedo de lo que pueda pasar, diría que sí, que estoy aterrada, pero que ese miedo lejos de atemorizarme me impulsa, y es ese impulso una parte de lo que cada día me hace salir y vivir, día a día consciente de que solo este segundo es real.
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