viernes, enero 06, 2012

LAS COSAS NO SON LO QUE PARECEN...


Hace días buscando unos zapatos para mi hija entramos a una tienda cuyos aparadores son maravillosos y que siempre veíamos cuando pasábamos caminando por dicha plaza, seguro tiene cosas espectaculares pensábamos siempre, todo esta increíblemente adornado según la temporada la iluminación es perfecta y te proyecta cierta calidez que te invita a entrar, pero por alguna razón nunca lo habíamos hecho, así que ese día que nos decidimos entramos con una timidez rara en nosotros, lo primero que nos llamó la atención es que ya adentro de la tienda no tenían nada, no se veían más que dos o tres pares de zapatos arrumbados junto a otros que tenían un cartel de rebajas, y lo peor no era eso la alfombra que cubría gran parte de la tienda se veía bastante sucia y vieja, pero lo peor no era eso, sino que la actitud de las personas que atendían el negocio era pésima, entramos y nadie nos saludó y había cuatro personas ahí, ya cuando le preguntamos a una de las señoritas que ahí estaba y que por cierto su arreglo personal era pésimo masticando chicle con la boca abierta se limitó a decirnos que si lo que buscábamos está en el aparador, le dijimos que no, que entramos a ver que más tenían a lo que ella dijo que lo veíamos afuera era lo único que tenían y que solo en el número que tenían afuera que no tenían más cosas, y en lugar de decirnos que buscábamos que estilo podría medio encajar en los zapatos que tenían en existencia siguió mascando su chicle y no se movió del lugar en dónde estaba...

Salimos corriendo de ahí fue como un instante en una casa vieja y abandonada con personajes obscuros y raros, pero cuya fachada era brillante y expresaba todo lo contrario...

Nos pusimos a pensar después de esa experiencia que así son algunos seres humanos brillantes por afuera impecablemente vestidos, con una sonrisa maravillosa, los mejores accesorios y por dentro son todo lo contrario, y sin embargo estamos acostumbrados a juzgar por el exterior de una persona, al final de cuentas la imagen que nos proyecta esa primera mirada es con lo que a veces nos quedamos, pero ya cuando los conocemos realmente nos damos cuenta que como dicha tienda por dentro tienen una alfombra vieja, huelen mal y no brindan ningún tipo de atención cuando se debe...

Ojalá nos fijáramos más en las miradas limpias, en las sonrisas sinceras y en los buenos gestos ojalá pudiéramos mirar más con el corazón, y no con esa primera impresión de quedarnos viendo al mejor vestido, al más guapo, al de mejor carro o al de mejor aspecto, recordemos en muchas ocasiones las cosas no son lo que parecen y nos podemos llevar una desagradable sorpresa...

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