martes, junio 21, 2011

ESTO TAMBIÉN PASARÁ

Un hombre de negocios murió dejando una considerable fortuna, que sus hijos se repartieron por igual. Al cabo de un tiempo se encontró una bolsita que había sido celosamente guardada por el difunto. Cuando la abrieron encontraron dos anillos. Uno de ellos tenía engarzado un valioso diamante y el otro era un simple aro de plata.

El hermano mayor, al ver los anillos, dedujo que con toda seguridad pertenecían a sus ancestros y por eso el padre las había guardado con tanto interés.

"Al ser el primogénito -dijo, lleno de avaricia- me corresponde el anillo del diamante"

"De acuerdo. -dijo el hermano menor- Que seas muy feliz con el anillo del diamante, que yo lo seré con el de plata."

Cada hermano se colocó en el dedo el anillo correspondiente y cada uno de ellos emprendio su vida por separado. Pero unos días después, el hermano menor, preguntándose el por qué su padre guardaba tan celosamente un anillo sin aparente valor, comenzó a examinarla con detenimiento y, al hacerlo, pudo leer en su interior la siguiente inscripción:

Esto también pasará

"Bueno -se dijo- este debía de ser el "mantram" de mi padre."

Transcurrió el tiempo. La vida siguió su curso para ambos hermanos, con sus inevitables fluctuaciones. Vinieron los buenos y los malos momentos. Situaciones favorables y situaciones desfavorables. El placer y el dolor. Los cambios de la vida comenzaron a desequilibrar al hermano mayor, que se exaltaba fácilmente cuando las circunstancias eran favorables y se deprimía cuando eran adversas. Todo le causaba desequilibrio, de tal manera que tuvo que empezar a tomar somníferos, a visitar médicos, a someterse a variadas terapias y a soportar la intranquilidad de su mente.

El tiempo huye. Discurría como un río serpenteante la vida del hermano pequeño. También tenía momentos buenos y momentos malos. Alegrías y sufrimientos. Situaciones plácidas y situaciones dolorosas. Pero siempre tenía presente la inscripción del anillo de plata: "Esto también pasará". De ese modo mantenía una actitud ecuánime y equilibrada, el ánimo siempre firme y la mente tranquila.

No se apegaba a lo placentero y no tenía aversión a lo difícil. "Esto también pasará". No se exaltaba y no se deprimía. Estaba siempre en paz consigo mismo, pacífico y contento, fluyendo en armonía.

Como han dicho siempre los grandes maestros: "No te aferres al disfrute ni odies el dolor. Mantén la mente firme ante el placer y ante el sufrimiento, el encuentro y la pérdida, el triunfo y la derrota, el halago y el insulto".

Esto también pasará.

CUENTO TIBETANO

viernes, junio 03, 2011

MAÑANA PUEDE SER TARDE..

Un chico nació con cáncer, un cáncer que no tenía cura. Él tenía 17 años y podría morir en cualquier momento.

Siempre vivió en su casa, bajo el cuidado de su madre.

Ya estaba harto y decidió salir solo por una vez.

Le pidió permiso a su madre
y ella aceptó.

Caminando por su calle vio muchas tiendas. Al pasar por una de música y, al ver el mostrador, notó la presencia de una niña muy guapa, de su edad: fue amor a primera vista.

Abrió la puerta y entró sin mirar nada que no fuera ella. Acercándose poco a poco llegó al mostrador donde se encontraba ella. Lo miró y le dijo sonriente.


"¿Te puedo ayudar en algo?".

Mientras él pensaba que era la sonrisa más hermosa que había visto en toda su vida, sintió el deseo de besarla en ese mismo instante.

Tartamudeando le dijo:

"Sí, eeehhh... uuuhhh...mmm...me...me gustaría comprar un...CD".

Sin pensar tomó el primero que vio y le dio el dinero.

"¿Quieres que te lo envuelva?"

-preguntó la niña sonriendo de nuevo.

Él respondió que sí moviendo la cabeza, y ella fue al almacén para volver con el paquete envuelto y entregárselo.

Él lo tomó y salió de la tienda. Se fue a su casa y, de ese día en adelante visitó la tienda todos los días para
comprar un CD.

Siempre se los envolvía la niña para, luego, llevárselos a su casa y meterlos en una caja.

Él era muy tímido para invitarla a salir y, aunque lo intentaba, no podía.
Su mamá se enteró de esto e intentó animarlo a que se aventurara; así que al día siguiente se armó de valor y se dirigió a la tienda.

Como todos los días, compró otra vez un CD y, como siempre, ella se fue atrás para envolverlo.

Él tomó el CD y, mientras ella no estaba mirando,
rápidamente dejó su teléfono en el mostrador y salió corriendo de la tienda.

Al día siguiente el muchacho no fue a la tienda y ella le llamó. Su mamá
contestó.

La madre desconsolada comenzó a llorar mientras decía:
"¿No lo sabes? Mi hijo murió ayer".

Hubo un silencio prolongado, excepto los lamentos de la madre.
Días más tarde, la mamá entró en el cuarto de su hijo para recordarlo.
Decidió empezar por ver su ropa, así que abrió su armario.

Para su sorpresa se encontró con montones de CD's envueltos.

Ni uno estaba abierto.

Le causó curiosidad ver tantos, y no se resistió; tomó uno y se sentó sobre la cama para verlo. Al hacer esto, un pedazo de papel
salió de la cajita de plástico.

La mamá lo recogió para leerlo y decía:

"¡Hola! Estás súper guapo. ¿Quieres salir conmigo? Te quiero mucho. Sofía"

De tanta emoción la madre abrió otro y otro pedazo de papel y todos decían lo mismo.

Así es la vida. No esperes demasiado para decirle a ese alguien especial lo que sientes; díselo hoy, mañana puede ser tarde.

Desconozco el autor